
Nuestro mundo está repleto de seres de todas las clases, formas, sentimientos, sentidos, colores, olores ... hay un ser entre todos ellos que es la MUJER ... y hoy quiero dedicarle esta poesía que me ha mostrado una gran amiga y que me ha cautivado pensando en la esencia natural de la mujer.
También voy a dar un mensaje de complementación entre hombres mujeres entre todos los hermanos y hermanas que convivimos en la Tierra, siento dentro de mí que es posible ... es posible desde un inicio basado en el respeto de nuestras diferencias, es posible si caminamos en primer lugar por nuestros senderos interiores y descubrimos que lo que no nos gusta de nuestro hermano tampoco nos gusta de nosotros, y un día lo respetamos y entonces disfrutamos de la existencia de los demás y de la nuestra propia...
HOMBRE ámate porque eres la semilla del amor, eres la bondad, la fuerza, la honestidad y la humildad, la pasión por el placer y la pasión por la supervivencia, eres la responsabilidad y eres la libertad. Tú eres el ser divino que ama y se deja amar, que con tus brazos arropas vida y con tu mente buscas más allá de las estrellas ...
MUJER ámate porque tú eres quien acuna en tu vientre al mundo, eres la inteligencia y la sensibilidad, eres la lucha y eres la paz, eres la sensualidad, eres la intuición y eres la esencia...
Todos formamos un ser, nuestras energías se complementan entre unos y otros ... déjate fluir con la energía que te complete y sigue tranquilamente el ritmo de la vida.
GRACIAS
Dios me hizo mujer,
de pelo largo, ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas y pliegues
y suaves hondonadas,
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños, el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen
mujer todos los días,
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.
Gioconda Belli